martes, 19 de enero de 2010

" El Principe de los Enredos"


El cuervo aparecio a gran altura, tras una nube.

El campo se derramaba como una balsa.
Solo había campo y cielo...
Y una encina, sola entre ellos.

El cuervo se dirigió hacía la encina.
Fijamente..., como si no viera nada más.

Se posó en el suelo.
Se sacudió el abrigo y los zapatos, mirando a su alrededor.
Se acercó al tronco de la encina y,
haciendo una reverencia,
abrió el pico y dijo:

- Buenas tardes, señor tronco. ¿Es usted quien manda aqui?

El tronco no supo que decir:

- Mandar...¿sobre qué?-pregunto en voz alta-. Aqui todo tiene vida.

El cuervo sonrio sin ganas.
Se entretuvo en comerse dos bellotas, y añadio:
- O se manda o se obedece, querido tronco. Y no hay mas.

Se dio la vuelta y alzó el vuelo,llendose por donde habia venido.
A la mañana siguiente, el cuervo volvio al lugar.
Se posó en la mas alta de las ramas.

- Queridas hojas...- dijo con su voz ronca -. Decidme si os puedo ayudar en algo. Siento tanta pena por vosotras...

Las hojas, extrañadas,
preguntaron al cuervo por aquella pena que sentia.
Preguntaron todas a la vez.
El cuervo se aclaro la voz:

- Tal vez esté equivocado...pero tengo la impresion de que vosotras, las más pequeñas y débiles, sois el escudo de este árbol. Sois paraguas. Sólo vosotras os mojáis con la lluvia.
Tambien sois su parasol...El tronco siempre a la sombra, conversandocon las raicees, segun tengo entendido...Sera que ellos tienen menos trabajo y mas tiempo libre. Las raices, abrigadas por la tierra, y el troco sentado placidamente sin nada que hacer, mientras vosotras estais obligadas a bailar, de aca para alla a merced del viento...¿acaso no es suficiente motivo para sentir pena?...

Despues miro su reloj de bolsillo. Se le hacia tarde...
Alzo el vuelo, y se fue por donde había venido.
Las hojas se quedaron cuchicheando entre ellas.
Alguna habían palidecido.

A la mañana siguiente, el cuervo volvio al lugar.
Se poso junto al troco, aunque no era a él a quien venia a ver.
Alejandose unos pasos, se tumbo sobre el suelo y lo abrazo con su abrigo.
Metio el pico entre la tierra y les susurro a las raices:

-Queridas mias, os compadezco...

Las raices dejaron lo que estaban haciendo.
No sabian de donde venia aquella voz a cause de la oscuridad,
pero estaban seguras de les hablaba a ellas.
Y fue una, la mas cercana, quien pregunto al cuervo la causa de su compasion.
El cuervo se aclaro la voz:

-Tal vez este equivocado...pero tengo la impresion de que vosotras, encerradas en este sotano de oscuridad, sois las encargadas de sustentar a este arbol. Sois quienes escarban entre la tierra buscando agua y alimento. Tambien sois quienes soportan el peso de todo el arbol sobre la cabeza. El tronco y las hojas disfrutan de días y noches, de brisa y de sol..., mientras aqui todo esta oscuro y hace frio...puede que por eso sean tan felices, a vuestra costa. Puede que por eso nunca os inviten a la superficie para que conozcais la luz. ¿Acaso no es motivo de compasion?

Despues miro su reloj de bolsillo, se le hacía tarde.
Se echo al pico un par de bellotas y alzo el vuelo,
llendose por donde había venido.
Las raices quedaron hablando entre ellas.
Algunas se habían endurecido.

A la mañana siguiente, el cuervo volvio al lugar.
Se poso en el suelo y se sento a esperar.

Las hojas comenzaron a caerse.
Tambien ellas querian estar quietas
como las raices, y sentadas como el tronco.
El troco se echaba las manos a la cabeza:

- ¡Pero que haceis!¡Vosotras no os podeis tirar al suelo.

Las raices dejaron de beber agua.
Ycomenzaron a despuntar entre la tierra.
Querian sentir la brisa y el sol...
El tronco se echaba las manos a la cabeza:

-¡Pero que hacéis! ¡Vosotras no podeis salir del suelo!

El tronco, llorando, quiso explicar a las hojas y a las raices
que cada uno tenia su función.
Que cada uno sabía hacer cosas
que nadie mas sabia hacer.
Que cada uno tenía su lugar...
y no podia cambiarlo aunque quisiera.

Las hojas calleron todas,
las raices salieron a la luz, levantando la tierra.
El tronco lloraba.

-Te compadezco, querido tronco...- dijo el cuervo entre dientes,
y alzo el vuelo lendose por donde había venido.

A la mañana siguiente,
el cuervo aparecio a gran altura,
tras una nube. Traia una maleta.

El campo se derramaba como una balsa.
Solo había campo y cielo...
Y una encina entre ellos.
El cuervo se poso en el suelo, junto al tronco.
Coloco un buzon. Dibujó una puerta y metio dentro su maleta.
Despues orgulloso se poso en una rama.
Su Majestad, Principe de los Enredos, Rey de la Nada.











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